La bañera de María es un tanto peculiar, no es que sea pequeña, que lo es con avaricia, sino que está para colmo dividida por la mitad por un escalón inservible y la otra mitad combada como la superficie de un lavabo, por lo que mientras tratas de mantener los dos pies apoyados en las dimensiones de una palangana sin caerte, sujetas la cortina para no poner todo perdido y le agarras el truquillo al grifo del agua caliente al final olvidas cuando te incorporas que justo debajo de tu cabeza hay un armatoste de madera sosteniendo varios botes de champús… Entonces te golpeas, entonces pierdes el equilibrio, entonces te agarras a la cortina, entonces inundas el suelo, entonces pruebas a cerrar los grifos, entonces sólo puedes hacerlo con uno, entonces te abrasas, entonces tienes todavía un montón de jabón por todo el cuerpo y no te apetece intentarlo de nuevo. A partir de esta iniciática experiencia he elaborado un decálogo de normas que será la base de un futuro libro de autoayuda con el que pienso forrarme y del cuál os adelanto dos que resumen toda mi filosofía: Playa y Fiesta.
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El homenajeado.

El fondo norte. Sonriendo a cámara.

Y el fondo sur. Berto dándonos una clase magistral de gastronomía.

El tan esperado discurso y brindis final. Todos al borde de las lágrimas, ay!

Luego al Templo del Gato a pasar calor. Dentro solo aguantaron los valientes.

Terminamos la noche en el Vademécum para el que no dispongo de ilustración gráfica, bailando tecno a nivel profesional sin estar empastillados ni nada, eh! eh!
Jo! Que no acabo. Sabado, playa de Barra, la mejor playa del mundo, de la cual tampoco tengo manera de ilustrarla porque andábamos todos en pelotas.
Cangas, en busca del mejor bocadillo del mundo. La filarmónica.

Engulléndolo.

Más conciertos.

El Cristo Pajero.

Los lunes al sol, o los domingos.

María, santificado sea tu nombre, tu capacidad organizativa, tu paciencia…

Y sí, El Imperial. Y nuestra foto enmarcada y colgadita.

Si pasan cerca de Vigo, no lo duden, tómense unos albariños y visiten nuestro rincón en El Imperial, somos ya la segunda atracción turística en la provincia de Pontevedra después de las Cíes.
Santi me comentaba en el autobús todavía despidiéndonos que jamás lograríamos devolver todo lo que nos habían dado en esos seis días y pensaba yo que si alguna vez nos lo exigieran ley en mano, playa por playa, sonrisa por sonrisa, cariño por cariño…. tendríamos que huir del país. Muchas gracias por esa desenfrenada felicidad, la vuestra, en la mejor semana del mundo.
Por otro lado, chicas, ojo al parche, que todo no iban a ser buenas noticias. Aquí el frente masculino está trabajando en la confección de un plan alternativo y en directa competencia con el vuestro… Ta! Tata! Ta! - El Plan de la Pirindola -. Por el momento no es muy sofisticado que digamos pero hemos conseguido ponernos de acuerdo en cual será la fundamental primera regla:
_ Mudarse a Vigo.
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